About la bloggera.

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Rosarina, infantil, extremista. Actualmente viviendo en Baires

Bienvenidos (:

Buenas, acá debería ir un saludo cordial por haber entrado/haberse topado con mi página *inserte saludo cordial con una carita feliz* Tendría que decir que en realidad este blog no tiene una temática fija, en realidad ya ni recuerdo el motivo de por qué lo hice, o cuando lo hice, pero acá esta firme siempre cuando quiero vaciar un pensamiento o en esos arranques de querer mostrar al mundo entero lo que uno hace/escribe. De manera anecdótica: decidí andar con una agendita de hojas blancas para todos lados, a veces las ideas te pueden venir en el colectivo/en la facultad/caminando/hablando con alguien, no sé si les pasará ,como a veces sucede con los sueños, que si dejas una idea esta en un ratito se puede ir -a menos que sean esas testarudas que te presionan a más no poder hasta que le des un poco de atención- bueno, la idea de empezar a llevar la agendita es para poder atrapar a tiempo a esas tímidas que se asoman un poquito y pueden huir.
Creo que este blog es para esos momentos que se asoma una en los momentos que estoy en la computadora, además de poder mostrar que pese a que una idea puede ser un tanto tímida, miedosa, con poco estima de sí, todas son lindas y se pueden apreciar. Las mías están por acá.

30/12/09

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Ya termino. Finito y definitivo. Pero, que paso? Nos empezamos a tratar normal, todo bien, pero siempre hay algún rencor, algún pequeño rasguño acerca de nuestro pasado, y del porque ya no estamos así. Lo sacamos en cara, en cara las cosas de los dos, sus cosas y las mías, por las cuales el se canso y yo me canse. Hacemos un circo salvaje pero domado. Nos convertimos en bufones al frente de nuestras propias vidas de una manera bizarra, que hacemos de las indirectas las cosas más directas. ¿Por qué no paramos con esto, y asumimos que por los dos estamos así? Normal (y en verdad como tendría que haber sido desde un principio). Que no fue ni su culpa, ni la mía, la de nadie. Solo el tiempo hizo que nos aburriéramos.
Y ahora estamos como dos serpientes picándonos con nuestros recuerdos deshechos por la rutina.

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