…Cuando te enamorás de una sonrisa, de lo lindo que queda su pelo con la mirada que posee, un solo parpadeo y podrás dibujar tu mejor cara de felicidad. A mí me ha pasado, alguna vez me he enamorado de alguien, me he dejado arrastrar por sus miradas, dejé que con un minúsculo roce con su cuerpo al mío mi ser generara una lluvia de fuegos artificiales, me sumí a la risa espontanea a no importarme el entorno, a ser entera y completamente parte de su mundo, me uní de mil y una manera a su ser, a sus tersos labios que me trasmitían calor, a sus manos bruscas que buscaban las mías aparte de decirme que me querían ahí con él, porque ambos sabíamos que nos correspondíamos.
Yo solía amar a alguien en tiempos anteriores, pude anhelar volverlo a ver y sentir, fui víctima de la ilusión, me sometí a ella y caí como una de las mejores. Fui prisionera de los sueños más absurdos y tiernos al estilo de los cuentos de princesa que me narraban de niña. Sonreía, en un principio, por estar, por ser con él pero después sonreía por mis propios sueños, por mis ilusiones con él, sonreía por un futuro inexistente y al mismo tiempo me condené con eso. De a poco un listón rojo fue tapando mi visión, mi corazón y mi testarudez me hicieron ver cosas que no eran mientras a mí alrededor todo se deshacía, nada más quedaban mis pensamientos hasta que los arrancaron y observé mi realidad. Estaba escrito un adiós cuando yo estaba viendo un estoy acá.
Yo solía amar a alguien con todo mí ser, hasta que deje de amarlo y empecé a amar mis fantasías, mis sueños con él y ya no a él.
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