Una tarde como las demás; Las cortinas cerradas, el aire asfixiante mezclado con el ritmo de las bocinas de los taxis rondantes. Igual a pesar del ruido, reinaba la calma en la habitación de Estela. Estaba ella sola, el sonido del televisor mostrando los últimos hits de vh1, el espejo quieto mostrando su pálida figura y su respirar le daban la calma de que aun seguía viva. Aun tenia mucho para hacer en su silencio rutinario.
Prendió la notebook para ver las noticias online (hace mucho se despego del diario, estaba en contra del uso de papel), le dio de comer al perro, se peino y se arreglo. Lo mejor estaba por llegar...
Con la laptop prendida (que la llamaba Stephanie, pero le decía Stefy ) la coloco en su regazo, estaba sentada en la cama, cerro los ojos y empezó vivir de verdad.
Había llegado de vuelta: Cris se acerco al puente en donde estaba y la saludo. Ya no estaba en el frió lugar que lo llamaba casa, ahora estaba en su verdadero hogar.
Estaba cálido, Estela se acerco al borde del puente y observo el río en el que estaba encima : acá reinaba la serenidad, los pájaros volaban en paz, el verde manzana reinaba el lugar, dando a luz a unos pastizales tiernos y radiantes, al fondo de todo, se encontraba la pequeña ciudad de donde Cris venia. No era la gran cosa la ciudad, pero tenia lo justo y necesario para vivir.
Estela sonrió y siguió a Cris. Irónicamente había regresado allí.
Cogió a Stefy y la alzo, ya no era una simple notebook sino que se había transformado en un diminuto tigresillo de bengala.
Los tres siguieron su camino al poblado. Estela tenia mucho que pensar, sabia que le quedaba poco tiempo.Muy poco tiempo...
Continuara.
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