Nubarrones grises por una superficie rojiza, se aproximaban en una noche de abril poderosos y despiadados. No tenían miedo de hacer algún daño, no les importaba nada... Cual fríos buitres esperaron el momento más indicado, el punto justo donde una parte del corazón se muere...
Y atacan...
Será que a veces uno esta más sensible que de costumbre o cada vez uno es más vulnerable a un ataque de estos, pero lo ocasionado llega a lo más profundo de todo, provocando punzadas y miles de sensaciones frias, tristes y deprimentes. Todo se potencia y los sentimientos se multiplican, ya no es una simple tristeza sino que ahora es un huracán donde aparte de esto se mezcla la melancolía, el remordimiento, la nostalgia, toda una depresión que se forma y se postra ahí, en una superficie rojiza.
No sabes como pero una epidemia contagia todos estos sentimientos a tu alrededor y es peor para vos, cada vez te hundís más, caes más abajo, más y más no sabes cuando vas a llegar al fondo. Cuando va a parar.
No, ya no más... No más, y en eso, sentís una calma... Caes que todo fue ocasionado por ese huracán de sentimientos, todo fue una maquinación tuya y de otros factores, nada era real (o era tan real) ... La calma reina, pero deja unas secuelas... Paz, ya se va a ir...
Nubarrones grises por una superficie rojiza. Nadie sabe hacia donde van ni hacia donde se van a dirigir, pero solo se sabe que por donde pasa provocan destrucción. Un llanto en lo más profundo en tu corazón.
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